DF Constitucional

Bernardo Larraín: "No creo que la ciudadanía considere creíble que por este resultado un sector político piense que puede resucitar agendas"

De cara al futuro, el presidente de Pivotes y vicepresidente de Colbún recalca que "resolver con sustento técnico la urgencia ciudadana pasa por corregir la disfuncionalidad del sistema político".

Por: Karen Peña | Publicado: Domingo 17 de diciembre de 2023 a las 22:15 hrs.
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Foto: Verónica Ortíz
Foto: Verónica Ortíz

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"Era lo que indicaban las encuestas con más experiencia en Chile, así que nadie puede sostener que es una sorpresa el resultado", asegura de entrada el presidente de Pivotes, Bernardo Larraín Matte, tras el rechazo expresado por la ciudadanía en las urnas a la segunda propuesta constitucional. 

En su análisis, el también vicepresidente de Colbún sostiene a DF que en este largo proceso constitucional de cuatro años la necesidad de una nueva Carta Magna fue víctima de varios elementos. Entre ellos, lo que llamó como la "retórica inflamada" respecto a que se decía que el texto sería la solución a todos los problemas y, por otro lado, que sería una casa común en que todos se encontrarían. 

“Es una señal de la ciudadanía que le dice al sistema político ´usted generó ciertas expectativas (...) Lo hizo la primera vez, lo hizo la segunda vez, y no me vuelva con retóricas grandilocuentes del nuevo trato´”.

"Reformar el sistema político, la estructura del Estado y tratar de lograr un mejor equilibrio entre lo que un Estado social puede hacer en materia de solidaridad, pero al mismo tiempo respetando la libertad de las personas de poder elegir entre prestadores públicos y privados en los derechos sociales. Esa era las cuestiones más esenciales de una Constitución y hubo pocos actores que se abocaron a poner el foco en éstas", asegura, agregando que "cuando uno escuchaba la franja electoral, por ejemplo, en esta última se hablaba de cualquier cosa menos de eso". 

En su reflexión, indicó que hay un elemento de distancia de todo lo que era la discusión constitucional, porque las personas se sintieron "defraudadas" al ver desde el sistema político cómo se transformaba la Constitución en cosas que no eran. Pero también, el expresidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) mira el futuro, delineando -a su juicio- cómo se podría abordar las "crisis" que enfrenta Chile.

¿El triunfo de la opción "En contra" puede ser leído como un impulso para el Gobierno?

-No, aquí sería bastante olímpico si es que algún sector político pretendiera arrogarse este triunfo. Esta es una señal de la ciudadanía que le dice al sistema político "mire, usted generó ciertas expectativas (...) Lo hizo la primera vez, lo hizo la segunda vez, y no me vuelva con retóricas grandilocuentes del nuevo trato". Hay que ponerle nombre y apellido a las principales prioridades del Chile de hoy. Y hay que ponerle foco y luz, a ponerle nombre a la crisis. Y esa crisis tiene que transformarse en prioridad.

- ¿Pero descarta que eso se pueda transformar en algún impulso tanto de la agenda legislativa o de reformas del Gobierno? ¿No le "servirá" este resultado?

- Insisto, no creo que la ciudadanía considere creíble que por este resultado un cierto sector político piense que puede en el fondo resucitar agendas que ya la ciudadanía está rechazando.

- ¿Tiene que haber una autocrítica por parte de la opción "a favor" y de quienes impulsaron esta segunda propuesta constitucional?

- Creo que en el fondo de todos los actores políticos, porque también esta desconexión de la palabra Constitución de las personas quedó muy anclada con el primer proceso. Los principales responsables de este desenlace son los protagonistas del primer acto, por así decirlo. Y, por supuesto, los protagonistas del segundo acto claramente podrían haber hecho mucho más para que en la discusión se tratara de lograr convergencia en estas tres materias fundamentales: sistema político, estructura del Estado y cómo lograr un mejor equilibrio entre la libertad de las personas para elegir entre prestadores públicos, privados de salud, educación, pensiones. Pero por otro lado, también lograr incorporar mayor solidaridad. 

Es lamentable porque en dos de estos tres elementos, en la estructura del Estado y en el sistema político, perdimos una oportunidad, porque este texto que fue rechazado tenía avances en el sistema político y en un Estado más moderno. Pero como nadie puso atención y nadie se focalizó en realmente sacar adelante estos elementos esenciales de la Constitución, finalmente, la gente terminó manteniendo esa desconexión que ya había por así decirlo desarrollado como consecuencia de la primera etapa.

- ¿Cuáles son las prioridades de ahora en adelante tras este resultado?

- Creo que desde la política van a decir que se inicia un nuevo ciclo, son retóricas muy frecuentes, se va a decir que se termina el debate constitucional, cosa que obviamente todos compartimos. Es lo que los chilenos están diciendo. Y se nos dirá que hay que abocarse ahora a las urgencias ciudadanas (...). Sin embargo, resolver en forma sostenible, con evidencia, con sustento técnico, la urgencia ciudadana, precisamente pasa por corregir la disfuncionalidad del sistema político. 

Hay que volver a insistir en que una crisis fundamental de Chile, que es la disfuncionalidad del sistema político y el mal funcionamiento de las instituciones de nuestra democracia, sigue siendo una prioridad, porque enfrentar esos cambios es habilitante de poder enfrentar con soluciones positivas, sustentables, la urgencia ciudadana. La crisis del sistema político y la estructura del Estado debe ser una primera prioridad. Además, la urgencia de salud y delincuencia claramente tiene que estar en toda la agenda, pero ahí diría que hay otras crisis que son bien relevantes y son las que vamos a empujar en Pivotes. La primera es la estructura del Estado y el sistema político, la segunda la crisis de crecimiento, la tercera es la de educación y la cuarta es la de generar empleo.

- Finalmente el Congreso será el llamado a abordar estas demandas inconclusas...

- Claro, el que crea que en Chile no es necesario mejorar el sistema político, disminuir el nivel de captura que tiene el Estado e incluso servicios tan cercanos a las personas como los servicios locales de educación (...) está profundamente equivocado. Las crisis de crecimiento, del sistema político y la estructura del Estado, la crisis educativa y también de empleo van a tener que llegar al Congreso.

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